Poema: Cuando llueve en Barillas, nace una princesa

En la cumbre del tiempo, floreció la aurora,
con el canto del caracol y el murmullo del copal,
los abuelos del viento tejieron su nombre,
Josefa Mateo Bacilio (Chepita Mateo), hija del maíz y la palabra.

Desde los cuatro rumbos llegó su paso firme,
vestida con los hilos del telar de la abuela,
con el corazón bordado en Q’anjob’al profundo,
y la mirada ancestral de las mujeres del sol.

Las montañas de Barillas guardaron silencio,
cuando en Huehuetenango se oyó su nombre:
¡𝗣𝗿𝗶𝗻𝗰𝗲𝘀𝗮 𝗖𝗵𝗻𝗮𝗯’𝗷𝘂𝗹! — gritó la madre tierra,
y la lluvia cayó como ofrenda sobre el pueblo.

Mientras el cielo se mantenía sereno en el imperio de 𝗞𝗮𝗶𝗯𝗶𝗹 𝗕𝗮𝗹𝗮𝗺,
en la tierra sagrada de 𝗬𝗮𝗹𝗺𝗼𝘁𝘅, 𝗕𝗮𝗿𝗶𝗹𝗹𝗮𝘀,
las nubes lloraban de alegría ancestral,
como si los cerros cantaran y los ríos aplaudieran.

No fue casual, no fue azar ni coincidencia,
fue el idioma del cielo que bendice a los suyos,
fue la memoria del agua que riega la semilla,
y el trueno que danza cuando el linaje despierta.

Josefa, niña del maíz y mujer del tiempo,
tu corona es la historia que aún vive en la milpa,
tu voz es el eco de las mujeres que no callan,
tu andar es el puente entre ayer y mañana.

Hoy los abuelos sagrados cantan en los cerros,
y las abuelas encienden el fuego ceremonial,
porque una hija del pueblo ha sido elegida,
no para reinar, sino para representar.

Princesa no por la forma, sino por el fondo,
por hablar con firmeza sin olvidar su raíz,
por mirar al mundo desde el monte y el río,
y honrar a su pueblo con dignidad sin fin.

Autor: Ahidán Virvez 

Poema dedicado a la princesa Chnab'jul Josefa Bacilio Mateo. 


 


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