Don Chebo, más que una parodia, un personaje de la vida real

Es común escuchar anécdotas protagonizadas por don Chebo, sobre todo aquellas que tienen por objetivo demostrar el comportamiento tonto del personaje, también es común decirle "Tío Chebo" a alguien tonto.

Esto ya es parte del vocabulario Guatemalteco, como sinónimo de ingenuo, bobo o ignorante. Entre los personajes de cuentos más famosos de Quetzaltenango está la egregia figura de don Chebo (Don Eusebio Ibarra), quien cabalga entre la leyenda y la realidad, ya que se tiene constatada su vida en la Xelajú del siglo XIX (1837-1917), conservándose su tumba en el cementerio general de Quetzaltenango.

La figura de don Chebo se entremezcla con los cuentos de bobos y personajes ingeniosos, tan comunes en la literatura oral guatemalteca. Pero es el único personaje del país que si se puede constatar su existencia: Don Chebo existió, era como ya se dijo Don Eusebio Ibarra  un hombre acaudalado y por consiguiente persona de gran poder económico en Xelajú.

"Su gracia", era realizar acciones ingenuas, muchas veces hilarantes, que se trasladaron a la tradición oral anónima y se volvieron cuentos y chistes de gran arraigo tanto en Quetzaltenango como en el resto del país. 

Don Chebo es sinónimo de un hombre ingenuo, gracejo y gracioso, tanto como los habitantes de oriente se convierten en personajes de chistes y cuentos de humor en toda Guatemala. Hay muchas anécdotas de don Chebo, así se dice que a pesar de que era muy rico, se vestía como mozo de su finca para ir de Quetzaltenango a Guatemala para evitar los asaltos, Entre sus propiedades que aún se conocen está una edificación que hizo para un teatro llamado Ibarra; debido a que no funcionó la convirtió en su casa, ahora es la prisión de mujeres. La Policía Nacional Civil ocupa otra de sus viviendas. Dentro de  algunos de los relatos cómicos de Don Chebo podemos mencionar los siguientes:

  • Una vez Don Chebo salió a vender su caballo, pero, en el camino, creyendo que hacía un gran negocio, lo cambió por una vaca; más adelante cambió a la vaca por una cabra vieja; después, a la cabra por un coche flaco; luego a éste por un chompipe con piojillo; de ahí, al chompipe por una gallina, y a la gallina por un cesto de manzanas podridas que le llevó a su mujer, quien se puso feliz, porque no tenía dientes y podría comer manzanas muy suaves.
  • Una vez don Chebo quizo vender un caballo y el comprador lo convenció que le permitiera dar varias vueltas en él, hasta que ya no regresó, entonces Don Chebo dijo: "Pero ya ven, aunque no regresó, me quedé con el gusto de no haberle rebajado ni un centavo.
  • También se narra que un grupo de muchachos le quiso jugar una broma a don Chebo, haciéndose pasar uno de ellos por muerto. Don Chebo llega al velorio, estando ahí los muchachos se alejan, pero cuando el que se hacía pasar por muerto hace ruidos, don Chebo toma un martillo y le pega en la cabeza y dice "si no estabas muerto, ahora lo estás otra vez".

Estás son algunas de las miles de anécdotas y leyendas de este personaje legendario de Quetzaltenango, tan arraigado en la tradición oral guatemalteca.

Don Chebo, oriundo de Quetzaltenango.
 

¿Por qué Don Chebo? El historiador Horacio Cabezas dice que fue una figura creada, a principios del siglo XX, para ridiculizar a Eusebio Ibarra, quien a pesar de ser adinerado era ingenuo; de ahí surgen los chascarrillos.

En la ciudad altense se dice que su apelativo se originó porque éste heredó en vida todas sus propiedades a sus tres hijos. Al preguntarle la razón, simplemente respondía: “Por Chebo”. Pero don Chebo tiene descripción física a diferencias de muchos de sus compañeros personajes de la leyenda o narrativa oral Guatemalteca.

El historiador e investigador quetzalteco Francisco Cajas Ovando lo describe como un hombre de 1.70 metros, aproximadamente, complexión delgada y con mucha clase.  Siempre vestía traje de casimir y sombrero. Usaba un bigote propio de su época.

La inscripción en su tumba, en el cementerio de Quetzaltenango, es difícil de leer, pero todos saben que ahí descansan los restos de Don Chebo.

Si ingenuidad le dió la inmortalidad en la memoria colectiva de todo un pueblo.

Fuente: El Histórico Cultural Oriente de Guatemala.

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